sábado, 11 de marzo de 2017

Robinson Crusoe

En este fragmento de la novela Robinson Crusoe , clasificada dentro de la novela filosófica y didáctica y perteneciente a la Ilustración, o bien Siglo de las Luces -denominado así al sigo XVIII por la riqueza de obras como estudios, tratados, etc, buscan profundizar en el conocimiento en todas sus formas-; se trata la estancia del protagonista en la isla, en forma de diario que el propio Robinson escribe, en un periodo del primer día de mayo, hasta el veintiocho de junio, aunque no escribe todos los días y tampoco lo hace siempre con la misma extensión y/o precisión los días que sí escribe. 

Así, se comienza mostrando la sorpresa de Robinson al llegar de nuevo a su barco, descubriendo que éste había cambiado de lugar y que se había llenado de arena; y tras este descubrimiento, el protagonista deja de lado el proyecto que tenía vigente -mudar su vivienda- para tratar de encontrar una manera de poder trasladarse de nuevo al barco, y a partir de esto, dedica su tiempo a cortar pedazos del barco que considera que le pueden ser útiles, y también a vacíar la arena que ocupaba su interior. 
Al día siguiente, abandona el proyecto del barco para dedicarse a la pesca, en la que se puede observar que tiene habilidad ya que dice que "a menudo cogía suficientes peces", y en esta ocasión en particular, consigue cazar un pequeño delfín.

Ya en junio, se encuentra casualemente con una tortuga, y, tras hacer una pequeña reflexión sobre su mala suerte, la cocina. Después de esto, encuentra también dentro del propio animal una gran cantidad de huevos, y mientras está degustando el primer alimento que no fuesen "cabras y aves", vuelve a hacer una reflexión: esta vez sobre la felicidad que le produce ese alimento, extrañando tanto ese tipo de degustaciones hasta el punto de declarar que le "parecía la más sabrosa y gustosa que había probado en mi vida". 
En los días posteriores, las anotaciones en su diario se acortan notablemente ya que Robinson cae enfermo tras un pequeño temporal, lo que produce en él numerosos momentos en los que muestra su temor ante la muerte, y sobretodo, su temor a terminar su vida solo, y en ese espantoso lugar sin oportunidad de haber salido de éste. 
Vuelve a empeorar tras una ligera mejoría, pero finalmente el veintiocho de junio muestra ya una condición un poco mejor, narrando así que ya consigue levantarse y que posee fuerzas para buscar un modo de fortalecerse aún más y resguardarse de otra posible recaída -a la cual también muestra temor-; mas tras haber cenado y tras haber pedido a Dios que bendijera sus alimentos (este detalle es importante ya que refuerza una vez más el temor del protagonista a recaer enfermo, por lo que se puede suponer que lo ha pasado realmente mal), desiste al carecer de nuevo de fuerzas y decide simplemente sentarse en la arena, donde hace una reflexión muy profunda respecto al origen del lugar en el que se encuentra y qué son tanto el lugar como los elementos de éste, asimismo como qué es él, y el resto de animales que existen; y, como último paso de su reflexión gradativa, se hace la gran pregunta: ¿Quién ha creado todo lo que existe, incluído él mismo y el lugar que habita?

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